Con esto de la convalecencia, aparte de llenarme la casa de flores, he recibido un montón de libros. Tengo la sensación de tener una pequeña tienda en casa y acercarme a ver qué me llevo hoy. Empecé por La idiota. No sabía nada de la novela ni de la autora, pero me pareció que tenía buena pinta. Es la primera novela de Elif Batuman, una mujer brillante que estudió en Harvard y se doctoró en Stanford, y da la sensación de tener bastantes toques autobiográficos. Es una novela extraña, a ratos me ha fascinado y divertido y a ratos me ha aburrido. Cuenta el primer año en la universidad de Harvard de una joven turca, Selin, en el año 1995. Es el principio del correo electrónico, elemento que jugará un papel importante en su relación con Ivan, joven del que se enamora. Selin está perpleja ante el mundo. Estudia lengua y literatura rusas, hace amistades, se enamora y se encuentra bastante perdida, lo propio a los diecinueve años. Pero ella no es una chica corriente, es muy inteligente, mordaz y sensible. La relación epistolar con Ivan me parecía totalmente marciana. El enamoramiento y la angustia de que no sea correspondido es algo muy conocido, la forma de expresarlo es muy peculiar. También cuenta su verano trabajando de voluntaria como profesora de inglés en una aldea en Hungría. Hay partes bastante graciosas, pero la selección de lo que cuenta no me resulta muy lógica. La novela empieza en un punto cualquiera y termina del mismo modo, como si nos hubiéramos asomado a una ventana en la vida de Selin. Está muy bien escrito, pero no ha terminado de convencerme.
LA IDIOTA (MONA JACINTA)
Con esto de la convalecencia, aparte de llenarme la casa de flores, he recibido un montón de libros. Tengo la sensación de tener una pequeña tienda en casa y acercarme a ver qué me llevo hoy. Empecé por La idiota. No sabía nada de la novela ni de la autora, pero me pareció que tenía buena pinta. Es la primera novela de Elif Batuman, una mujer brillante que estudió en Harvard y se doctoró en Stanford, y da la sensación de tener bastantes toques autobiográficos. Es una novela extraña, a ratos me ha fascinado y divertido y a ratos me ha aburrido. Cuenta el primer año en la universidad de Harvard de una joven turca, Selin, en el año 1995. Es el principio del correo electrónico, elemento que jugará un papel importante en su relación con Ivan, joven del que se enamora. Selin está perpleja ante el mundo. Estudia lengua y literatura rusas, hace amistades, se enamora y se encuentra bastante perdida, lo propio a los diecinueve años. Pero ella no es una chica corriente, es muy inteligente, mordaz y sensible. La relación epistolar con Ivan me parecía totalmente marciana. El enamoramiento y la angustia de que no sea correspondido es algo muy conocido, la forma de expresarlo es muy peculiar. También cuenta su verano trabajando de voluntaria como profesora de inglés en una aldea en Hungría. Hay partes bastante graciosas, pero la selección de lo que cuenta no me resulta muy lógica. La novela empieza en un punto cualquiera y termina del mismo modo, como si nos hubiéramos asomado a una ventana en la vida de Selin. Está muy bien escrito, pero no ha terminado de convencerme.