¡Lo que se ha hecho de rogar mi Fred Vargas! Cinco años desde que publicó Cuando sale la reclusa. Pensaba que nos había abandonado (como Daniel Pennac, que ni sé cuánto tiempo lleva sin ofrecernos nada de la saga Malaussène). Por suerte, aquí está de nuevo nuestro Adamsberg. De nuevo en la Bretaña, con parte del equipo. Por suerte, le acompaña Retancourt, que es uno de mis personajes favoritos. Me encanta que esa mujer que es como una mole se llame Violette. De nuevo aparecen fenómenos aparentemente paranormales que no lo son. En el pueblo de Louviec existe la leyenda de que, cuando se oye el caminar de un cojo por las noches, alguien va a ser asesinado. Y los pasos del cojo empiezan a oírse y los cadáveres a aparecer. Además, las pruebas parecen apuntar hacia un descendiente de Chateaubriend, cosa que inquieta a las autoridades. Qué disfrute volver a gozar de las ideas como burbujas que rodean a Adamsberg cuando se tumba sobre la losa de un dolmen. Cuando termino una novela que me gusta, echo de menos a los personajes, como si fueran amigos que se han ido. Sé que vendrán otros nuevos, pero a veces me cuesta pasar de un libro a otro. Si no la habéis leído, tenéis un placer pendiente.
SOBRE LA LOSA (MONA JACINTA)
¡Lo que se ha hecho de rogar mi Fred Vargas! Cinco años desde que publicó Cuando sale la reclusa. Pensaba que nos había abandonado (como Daniel Pennac, que ni sé cuánto tiempo lleva sin ofrecernos nada de la saga Malaussène). Por suerte, aquí está de nuevo nuestro Adamsberg. De nuevo en la Bretaña, con parte del equipo. Por suerte, le acompaña Retancourt, que es uno de mis personajes favoritos. Me encanta que esa mujer que es como una mole se llame Violette. De nuevo aparecen fenómenos aparentemente paranormales que no lo son. En el pueblo de Louviec existe la leyenda de que, cuando se oye el caminar de un cojo por las noches, alguien va a ser asesinado. Y los pasos del cojo empiezan a oírse y los cadáveres a aparecer. Además, las pruebas parecen apuntar hacia un descendiente de Chateaubriend, cosa que inquieta a las autoridades. Qué disfrute volver a gozar de las ideas como burbujas que rodean a Adamsberg cuando se tumba sobre la losa de un dolmen. Cuando termino una novela que me gusta, echo de menos a los personajes, como si fueran amigos que se han ido. Sé que vendrán otros nuevos, pero a veces me cuesta pasar de un libro a otro. Si no la habéis leído, tenéis un placer pendiente.
Pues tengo que decir que el guion se ha retorcido en demasía, muchas veces de forma endeble. Exceso de personajes. Conclusiones que se dan por sentadas sin venir a cuento, porque sí. Como si la hubieran escrito varios autores y luego hubiesen juntado los trozos.
Bueno, no coincidimos. No es mi favorita de la autora, pero me ha gustado. Leí una crítica de Leonardo Padura que la ponía a caldo.