Aquí os presento la segunda novela de Almudena Fernández Ostolaza. De nuevo nos encontramos ante una novela policial con una protagonista que es jueza de un pueblo ficticio en la provincia de Cádiz. Inmaculada Alday, la jueza, ya protagonizaba su anterior novela, Primera instancia, que se desarrollaba en el mismo escenario. Las dos novelas son independientes, no es necesario haber leído la anterior, pero hay varios personajes que aparecen en ambas.
La protagonista se enfrenta a un caso de homicidio mientras tiene que organizar su boda a distancia, lo que ocasiona incesantes llamadas de su suegra que la irritan profundamente. Las personas implicadas en el crimen pertenecen a las familias más adineradas de la zona, lo que no facilita las cosas. Se van alternando las miradas, según los capítulos, entre Inmaculada y Julián, el secretario judicial. También se incluyen unos pequeños textos que nos dan pinceladas del pasado de la víctima y nos ayudan a conocerlo mejor.
Es una trama policial, pero no esperéis violencia gratuita ni casquería. Lo que sí encontraréis es una mirada profunda a las relaciones personales y amorosas entre los protagonistas, sobre la traición y la mentira. Se lee en un suspiro y entran muchas ganas de leer más aventuras de la jueza Alday. Ahora estamos de gira de presentación de la novela y digo estamos porque Almudena, además de una estupenda escritora, es mi cuñada y la voy siguiendo como una groupie. De momento hemos estado en Donostia y Bilbao, pronto iremos a Madrid y quién sabe a cuántos sitios más. No es porque seamos familia, pero se merece un montón de monas.