Tenía ganas de leer la nueva novela de Natalia Gómez Navajas, porque la anterior, Aras de venganza, ya me gustó. Tengo que decir que esta me ha gustado todavía más. Lola Brau es una mujer segura de sí misma, con una excelente carrera como fiscal y con un matrimonio que parece estar a punto de terminar. Cuando está pensando en firmar los papeles del divorcio, recibe una extraña llamada. Su marido ha despertado junto a una mujer muerta y no recuerda nada de lo sucedido. Lola deberá enfrentarse a lo que parecen pruebas sólidas de la culpabilidad de su marido con la ayuda de un abogado y de un detective alcohólico que no la aprecia en absoluto, pero sabe lo que se hace. La novela está escrita en presente y, en la mayoría de capítulos, con la voz de Lola. Esto la hace muy dinámica, parece que vamos acompañando a la protagonista en su carrera por descubrir la verdad. Tiene algunos giros de guion que te dejan pasmada y espero y deseo que estemos ante el inicio de una nueva saga. Eso sí, tengo una duda ¿por qué la autora ha puesto a todos los personajes apellidos que empiezan por B? Para lectores con la capacidad de atención de una gamba, como es mi caso, obliga a estar muy atento. No os la perdáis.
