Ya he leído varias novelas de la saga de Tomás Garrincha, el auténtico gángster de Olabeaga, y creo que cada vez me gustan más. Eso sí, sufro. Porque Garrincha podrá estar metido en asuntos turbios o sacar la beretta a la más mínima ocasión, pero en el fondo es buena persona. O no, pero a mí me cae bien y no quiero que le pase nada, pero él está en constante peligro y me tiene con el corazón encogido. En esta ocasión parece que nuestro amigo va a estar del lado de la ley. El asesinato de la hija de un industrial francés hace que la ertzaintza y la gendarmería tengan una actuación conjunta. Desde el lado francés piden ayuda a Garrincha, por sus múltiples contactos, e incluso le proporcionan un documento que aclara la legalidad de su papel. Ni por esas, las cosas siempre se tuercen y parecen abrirse frentes por todos lados, sin olvidar a los dos ertzainas, Fabretti y Sara Cohen, que están empeñados en atrapar a nuestro héroe. Además, las novelas de Juan Infante me hacen desear callejear por Bilbao, tomarme un negroni en el Carlton o unas ostras en el Puertito. Hasta he buscado en Google dónde está Olabeaga, para imaginarme mejor a Garrincha pescando. Pues nada, que soy del club de fans de Garrincha y ya estoy esperando la siguiente.
EL GÁNGSTER DE OLABEAGA
Ya he leído varias novelas de la saga de Tomás Garrincha, el auténtico gángster de Olabeaga, y creo que cada vez me gustan más. Eso sí, sufro. Porque Garrincha podrá estar metido en asuntos turbios o sacar la beretta a la más mínima ocasión, pero en el fondo es buena persona. O no, pero a mí me cae bien y no quiero que le pase nada, pero él está en constante peligro y me tiene con el corazón encogido. En esta ocasión parece que nuestro amigo va a estar del lado de la ley. El asesinato de la hija de un industrial francés hace que la ertzaintza y la gendarmería tengan una actuación conjunta. Desde el lado francés piden ayuda a Garrincha, por sus múltiples contactos, e incluso le proporcionan un documento que aclara la legalidad de su papel. Ni por esas, las cosas siempre se tuercen y parecen abrirse frentes por todos lados, sin olvidar a los dos ertzainas, Fabretti y Sara Cohen, que están empeñados en atrapar a nuestro héroe. Además, las novelas de Juan Infante me hacen desear callejear por Bilbao, tomarme un negroni en el Carlton o unas ostras en el Puertito. Hasta he buscado en Google dónde está Olabeaga, para imaginarme mejor a Garrincha pescando. Pues nada, que soy del club de fans de Garrincha y ya estoy esperando la siguiente.
Olabeaga… o Noruega
Noruega?
La he leído y la disfruté de principio a final