¿Qué para qué leo novelas que sé que no me van a gustar? Qué sé yo, podría decir que por vosotros, para que no tengáis que leerlas, pero no me vais a creer. También a veces leo Hola si lo tengo a mano. Lo que no hago es comprarlo y tampoco las novelas de Camilla Lackberg. No, no penséis que pirateo, que yo soy muy honrada. Es que están todas en mi plataforma de audiolibros, Storytel. Cuando no encuentro nada que me tiente, cojo alguna cosa de estas de psicopatillas y me entretengo. Nuestra Camilla se ha juntado ahora con este Henrik Fexeus, pero tampoco ha ganado mucho. La propuesta está bien: el psicópata de turno comete los crímenes imitando trucos clásicos de ilusionismo, tipo la mujer partida. Solo que no hay truco y la sierra de verdad. Los protagonistas son una policía con un trastorno obsesivo-compulsivo que la obliga a limpiezas exhaustivas y un mentalista que también es bastante raro. La novela es demasiado larga, con repeticiones y vueltas y revueltas sobre los mismos temas. Sobre las habilidades del mentalista, os diré que hay una de las escenas de hipnosis menos creíble que he leído nunca y que el momento en que la pulcra detective se ve obligada a enfrentarse a la mugre a mí más bien me dio risa, pero igual es porque soy mala persona. En resumen: solo si estáis muy aburridos.
EL MENTALISTA (MONA JACINTA)
¿Qué para qué leo novelas que sé que no me van a gustar? Qué sé yo, podría decir que por vosotros, para que no tengáis que leerlas, pero no me vais a creer. También a veces leo Hola si lo tengo a mano. Lo que no hago es comprarlo y tampoco las novelas de Camilla Lackberg. No, no penséis que pirateo, que yo soy muy honrada. Es que están todas en mi plataforma de audiolibros, Storytel. Cuando no encuentro nada que me tiente, cojo alguna cosa de estas de psicopatillas y me entretengo. Nuestra Camilla se ha juntado ahora con este Henrik Fexeus, pero tampoco ha ganado mucho. La propuesta está bien: el psicópata de turno comete los crímenes imitando trucos clásicos de ilusionismo, tipo la mujer partida. Solo que no hay truco y la sierra de verdad. Los protagonistas son una policía con un trastorno obsesivo-compulsivo que la obliga a limpiezas exhaustivas y un mentalista que también es bastante raro. La novela es demasiado larga, con repeticiones y vueltas y revueltas sobre los mismos temas. Sobre las habilidades del mentalista, os diré que hay una de las escenas de hipnosis menos creíble que he leído nunca y que el momento en que la pulcra detective se ve obligada a enfrentarse a la mugre a mí más bien me dio risa, pero igual es porque soy mala persona. En resumen: solo si estáis muy aburridos.