San Acacio disfrazado de capitán Garfio.
Desde que vi la imagen de San Acacio en la catedral de Burgo de Osma, decidí que se merecía una entrada. Ahora bien, hay una contradicción flagrante entre la imagen y la época en que vivió el santo. Resulta que al pobre Acacio lo mataron los romanos y eso que lleva puesto no se parece en nada a una túnica. He hecho una búsqueda rigurosa y he encontrado a otro santo del mismo nombre, pero era un obispo bizantino, que tampo le pega. De manera que he elegido al de los romanos que tiene una vida mucho más interesante.
Resulta que en tiempos de Adriano había rumores de rebelión en el Eúfrates y el emperador mandó a Acacio con otros 8999 a sofocar la rebelión. Un ángel se les apareció y les dijo que si querían ganar la batalla tenían que convertirse al cristianismo. Acacio y sus 8999 amigos dijeron que sí y, tras ganar la batalla en un pispás, subieron al monte Ararat a rezar.
Adriano estaba perplejo pensando dónde se habían metido sus 9000 hombres. Cuando se enteró, mando a 1000 a que los lapidaran (no veo clara la proporción), pero las piedras se volvían contra los que las tiraban. Entonces los lapidadores se convirtieron y ya eran 10000 cristianos. Harto, el emperador llevó al lugar a cinco millones de personas (así, sí) y martirizó y mató a los 10000. No sé por qué solo hicieron santo a Acacio, pero ya sabéis que la vida está llena de injusticias. Por cierto, San Acacio es el 22 de junio, día del cumpleaños de Mona-da. Si lo llego a saber le pongo Acacia.
