Este año hemos perdido a Javier Abasolo. Una pérdida grande y muy prematura. Creo que todos sus compañeros de Txapel noir nos sentimos un poco huérfanos, porque de alguna manera nos ha apadrinado a todos. Creo que no he conocido a nadie que hablara mal de él, con lo cotillas que somos todos en los foros negros (bueno, en todos los foros). Era un hombre amable, bueno, divertido y socarrón. Y además escribía muy bien. Por suerte me quedan varias de sus novelas por leer. Así, cuando lo eche mucho de menos, buscaré una y lo sentiré más cerca. El país equivocado es su novela póstuma y he disfrutado mucho con su lectura. A Javier no le costaba nada cambiar de época, lo mismo estaba en el Bilbao de hoy que en el Londres de Jack el Destripador o con los nazis de la II Guerra Mundial, en todos los ambientes y épocas se movía con naturalidad y soltura. En esta novela, Steve Beasko (en realidad Beaskoetxea) es un expolicía neoyorkino hijo de vascos que emigraron a Estados Unidos. Su amigo John Calvin Van Looy III, miembro de una poderosa familia, le pide ayuda para repatriar los restos de su primo muerto en Bilbao en extrañas circunstancias. Besako accede, pero lo que debía ser un trabajo sencillo se complica más a cada día que pasa. Nos paseamos por un Bilbao más gris que nunca en una posguerra llena de represalias, corrupción y pobreza. También hay gente fuerte y digna, como Itxaso Arizmendi, enfermera hija de un médico represaliado, que ayudará a Besako en sus pesquisas.
Me ha gustado mucho la trama, aparte del interés y la acción, se ve y se siente ese Bilbao oscuro y triste. Yo también percibo un toque de melancolía, no sé si está en mis ojos de lectora o en el momento vital del autor cuando la escribió. En cualquier caso, no os la perdáis. No hay en el mundo monas suficientes para darle a Abasolo las que se merece.