Ya sabéis que soy un cebollino inculto que no conozco grandes obras de la literatura, ni siquiera sé gran cosa de novela negra, con lo que me gusta. Pero no importa, tengo amigos y conocidos que saben una barbaridad y puedo perdereme en mi cebollinez, con la tranquilidad de que tengo los consejos de gente como Marta Marne, Charo González, Ricardo Bosque, Juan Mari Barasorda o Mónica Gutiérrez. Esta vez he seguido los consejos de Charo Gonzálezy he leído esta joyita de Daphne du Maurier, de la que solo conocía Rebeca (sí, pese a ser un cebollino, esa la había leído, no es que solo haya visto la peli). Un hombre con pocas ilusiones en la vida coincide un día con un individuo que es idéntico a él. Tras una noche de borrachera se despierta solo en una habitación. Sus pertenencias han desparecido y la ropa y los enseres de su doble están ahi. Un chofer ha acudido a buscarlo e insiste en llamarlo conde de Gué. El protagonista comienza, casi como un juego, un viaje a la familia, los negocios y las amantes del conde, pero la historia va a ser muy complicada.
Es un libro desasosegante, con personajes de muchas facetas y dilemas morales que te colocan a punto de justificar cualquier barbaridad. No cabe duda de que Daphne de Maurier sabía describir ambientes y personajes a la perfección. Muy recomendable. Gracias, Charo.