Me encanta ir a Villanoir. Si me invitan, siempre digo que sí, a lo que sea y, cuando no participo, voy igual porque es un planazo. El viernes llegamos tarde y me perdí el concierto de Maddison Pack, cosa que lamento porque todo el mundo hablaba maravillas. Tampoco fui al taller de lectura infantil con Sergio Vera porque me vi un poco mayorona, aunque estuve tentada. Inauguré la edición de este año con la mesa Hablemos de cómic con Javier Marquina, Cristina Hombrados y Juanfer Briones. Como siempre, me encantó. Cada año me compró algún cómic en Villanoir, con la firme decisión de empezar a leer cómics, pero luego entro en las librerías y me siento tan perdida como un pulpo en un garaje. Pero ya no me va a volver a pasar. Tengo sus contactos y me han prometido ser mis asesores de cómic en el futuro. Por lo pronto tengo Alerta Bécquer de Raúl Guíu y Juanfer Briones y Aquí nunca pasa nada de Javier Marquina, Javier Ortiz y Guillermo Montañés para empezar.
Después de comer como heliogábalos ( es la única pega de Villanoir, vuelves gordo sin remisión) y reposar un poquito nos fuimos a la mesa de la tarde. La primera era Primeros crímenes, primeros lectores con Sergio Vera, Miriam Stolisky y Fernando Lalana moderados por Rita Piedrafita. Fue una gozada oírles. Siempre es un gusto escuchar a gente que sabe de lo que habla. Si no conseguimos que los niños y jóvenes lean será porque quizás no hay mucha gente como la que estuvo en esa mesa.
La siguiente era La cruda realidad: crímenes reales y literatura de no ficción. Participaban Rafel Guerrero, Paz Velasco de la Fuente y Bea Osa moderados por Carlos Quílez. Me perdí parte porque, entre los muchos regalos que nos han hecho, figuraba un libro precioso sobre las casas de Villanúa y el autor tuvo a bien dedicarnos los ejemplares con un dibujo precioso. Una pena llegar tarde, porque lo que oí me interesó mucho y mis amigos me dijeron que fue una mesa fantástica, pero el dibujo de mi libro es un tesoro.
Luego íbamos nosotros: Celulosa vs celuloide: del libro a la serie. Mis compañeros eran Jon Arretxe, Susana Rodríguez Lezaun y nos moderaba Carlos Bassas. Tanto Susana como Jon tienen una serie de novelas de las que han comprado los derechos para hacer una serie, Carlos sabe muchísimo de cine, de novela negra, de guion y de series (y estoy segura que de otras cosas que aún no conozco) y yo pues... soy muy buena persona. No sé, me gustan las series y tengo un blog, pero creo que Ricardo y Ana me tienen enchufada. La verdad es que lo pasé muy bien compartiendo mesa con este grupo, que más que compañeros son ya amigos.
Después teníamos cena. Me toco una mesa estupenda con mi amiga Idoia (mi pareja de hecho en estos eventos); Sergio Vera y su novia Marta, que es fantástica y ha conseguido que le perdone a Sergio no casarse con mi hija, como yo había tramado; Javier Marquina y Oscar, pareja de Cristina Hombrados, que también sabe mucho de cómics; Jon Arretxe, del que ya sabéis que soy superfan, y Miriam Stolisky, la mejor bibliotecaria del mundo mundial, aparte de actriz y muchas cosas más.
De nuevo rodando como una albóndiga me volví a mis aposentos. Al día siguiente visitamos la estación de Canfranc y Ricardo Bosque demostró que, además de novela negra, sabe mucho de historia. La restauración es preciosa y espero que organicen un Canfranc noir y vayamos todos a alojarnos al hotel cuando lo inauguren, aunque os aseguro que no cambio Villanúa ni por una semana negra en el Ritz.