No conocía esta obra de Jane Austen que me trajeron los Reyes (ahora viene cuando todas las austenitas me arrojan objetos a la cabeza). Lo siento, entre las grandes lagunas de mi cultura está no haber leído todas las novelas de esta autora, pero prometo enmendarme. La verdad es que lo paso muy bien cada vez que leo alguna, de modo que voy a repasar para ver qué más me falta y las iré leyendo. Esta me ha gustado mucho. Es una novela más corta y más ligera que las más conocidas, como Orgullo y Prejuicio o Sentido y Sensibilidad. Una de las cosas que más me han gustado de la novela es su sentido del humor, característica que no es extraña en la autora. Nos cuenta la historia de Catherine Morland. Hija de un clérigo, con un montón de hermanos y una madre que debía ocuparse de muchas cosas, la joven sueña con ser una heroína romántica, como las de las novelas que le apasionan. Gracias a unos amigos de la familia, va a pasar una temporada en el balneario de Bath. Ay, amigos, aquello eran vacaciones: dos meses tomando las aguas y refitoleando por bailes, teatros y demás saraos; otro mesecillo en casa de unos amigos que haces en el balneario... Y como toda tarea, bordar un poco y escribir cartas (me he acordado mucho de Confesiones de una heredera con demasiado tiempo libre ). La autora se ríe bastante de algunas costumbres de la época, de varios personajes secundarios e, incluso, un poco de la protagonista, aunque en este caso con cariño. Hay historias de amor y malentendidos, pero las cosas terminan bien (como debe ser).Voy a ver si me agencio un vestido del tipo Los Bridgerton y me invitan a pasar una temporada en una finca...
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