Mendoza puede escribir lo que quiera: recetas de cocina, prospectos de medicamentos, instrucciones de impresoras o novelas. Yo leería cualquier cosa. Algunos de mis amigos despotrican de esta saga que se inició con El rey recibe. Es cierto que el hilo conductor es un poco disparatado. Pero da igual, a mi me engancha en el primer párrafo y no puedo soltarla. En esta el protagonista se ve de nuevo envuelto en los misteriosos manejos del príncipe Tukuulo en una época en la que España está cambiando. La muerte de Franco produce una sacudida en el país y Rufo Batalla deja Nueva York y se encuentra un poco perdido en su ciudad natal, sin trabajo y sin saber qué rumbo tomar. Me encantan los personajes secundarios absurdos, como la monja que le escribe cartas. He disfrutado de nuevo con cada línea. Voy a leerla otra vez, despacito, a ver si consigo entender dónde esta la magia de Eduardo Mendoza.
EL NEGOCIADO DEL YIN Y EL YANG (MONA JACINTA)
2 Responses
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¿Cómo lo hará? ¡Qué envidia!
Pues me pasa como a ti, que a mí este hombre me convence incluso si publica las instrucciones de montaje de un mueble de IKEA. Es que me da igual lo que escriba, tiene… pues eso, magia, como bien dices. Qué grande.