Estaba deseando que Rosa Ribas sacara nueva novela y, más que leerla, me la he bebido, la he devorado con glotonería.
Qué bien escribe esta mujer y cómo te lleva donde quiere: a la Barcelona de la posguerra, a Frankfurt con Cornelia Weber-Tejedor o a acompañar a una familia disfuncional en un barrio de Barcelona.
Los Hernández tienen una agencia de detectives, un negocio familiar que funciona a trancas y barrancas. Todos tienen un punto extraño, en ocasiones desagradable, pero te encariñas con ellos, con sus métodos poco ortodoxos, con esa madre loca, con esa hija desaparecida a la que ni una familia de detectives consigue encontrar. Y a ratos entrarías a poner orden en esa casa, pero te vas quedando atrapado en esa villa que construyó el abuelo indiano y empiezas a pensar que quizás no son tan raros, que a veces hay que recurrir a la violencia y te vas haciendo un hueco en ese paisaje que te había parecido tan hostil. Ahora ya la he terminado y estoy desolada ¿no voy a saber nada más de los Hernández? Eran tan reales...
Los que aún no la habéis leído, corred a comprarla. Tenéis la suerte de tener pendiente una tarea que os va a fascinar. Eso sí, si os entra pena de que se acabe, recordad que os avisé.
Qué bien escribe esta mujer y cómo te lleva donde quiere: a la Barcelona de la posguerra, a Frankfurt con Cornelia Weber-Tejedor o a acompañar a una familia disfuncional en un barrio de Barcelona.
Los Hernández tienen una agencia de detectives, un negocio familiar que funciona a trancas y barrancas. Todos tienen un punto extraño, en ocasiones desagradable, pero te encariñas con ellos, con sus métodos poco ortodoxos, con esa madre loca, con esa hija desaparecida a la que ni una familia de detectives consigue encontrar. Y a ratos entrarías a poner orden en esa casa, pero te vas quedando atrapado en esa villa que construyó el abuelo indiano y empiezas a pensar que quizás no son tan raros, que a veces hay que recurrir a la violencia y te vas haciendo un hueco en ese paisaje que te había parecido tan hostil. Ahora ya la he terminado y estoy desolada ¿no voy a saber nada más de los Hernández? Eran tan reales...
Los que aún no la habéis leído, corred a comprarla. Tenéis la suerte de tener pendiente una tarea que os va a fascinar. Eso sí, si os entra pena de que se acabe, recordad que os avisé.