Descubrí muy tarde a González Ledesma y no he leído muchas novelas, pero siempre me gusta. Su inspector Méndez, las calles de Barcelona, ese punto triste y un poco cutre que puede recordar a Vázquez Montalbán...
En Una novela de barrio, la ciudad ya no es la misma en la que el inspector se movía a sus anchas. Las prostitutas envejecen y los barrios cambian afectados por la especulación y el turismo. El policía se enfrenta a un caso con raíces muchos años atrás. En un atraco murió un niño y uno de los atracadores aparece muerto y el otro teme ser el siguiente, imaginando que el padre del niño asesinado busca venganza.
Méndez trabaja por libre, como siempre, más de acuerdo con su propia ética que con la ley.
Buena novela, aunque triste ( a lo mejor soy yo, últimamente todo me parece triste).
En Una novela de barrio, la ciudad ya no es la misma en la que el inspector se movía a sus anchas. Las prostitutas envejecen y los barrios cambian afectados por la especulación y el turismo. El policía se enfrenta a un caso con raíces muchos años atrás. En un atraco murió un niño y uno de los atracadores aparece muerto y el otro teme ser el siguiente, imaginando que el padre del niño asesinado busca venganza.
Méndez trabaja por libre, como siempre, más de acuerdo con su propia ética que con la ley.
Buena novela, aunque triste ( a lo mejor soy yo, últimamente todo me parece triste).