Este autor me recuerda a Michael Crichton. Escribe novelas en las que inmediatamente ves la película. Maneja muy bien la estructura del thriller y no da respiro al lector. Me asombra que se meta en berenjenales que incluyen temas muy variados y le salgan historias creíbles. En esta ocasión nos muestra a Simon Sax, un friki de Chicago que acaba de inventar una aplicación informática que puede hacerle rico. Sin embargo, es muy torpe en los aspectos sociales, lo que le lleva a buscar una novia rusa por Internet, Irina. Van alternando los capítulos que narran las historias de los dos protagonistas. Hay que estar dispuesto a comprar aspectos un poquito fantásticos, pero, si lo haces, resulta. Es muy bueno describiendo escenas de acción, lo que no me parece fácil, aunque en la parte final para mí abusa de este aspecto, como cuando en las pelis la persecución en coche se alarga un poco más de lo debido. En conjunto, muy entretenida.
Seguido, no, pero la leeré.
Y ahora vas, te lanzas a El paciente… y ya, empacho total.
Es broma. 😉
Mxs!