Los que sigáis el blog sabéis de mi pasión por Toni Hill. He leído todo lo que ha publicado hasta ahora y pienso seguir haciéndolo. A pesar de eso, Tigres de cristal me daba pereza. No sé por qué. Es suya, pasa en Barcelona, el título es bonito ¿qué me pasaba con ella? No sé... me imaginaba algo sobre barrios periféricos ya sabido, quizá por la foto de la portada, aunque es bonita. El caso es que, cómo no, estaba equivocada y me ha gustado mucho. Es una historia contada en dos tiempos: finales de los 70 y la actualidad. El escenario es Ciudad satélite, un barrio de Barcelona que acogía a miles de inmigrantes de Andalucía, Extremadura o Galicia. Eran años duros y un barrio duro. Cuando el bullying aún no existía, pero había matones como la copa de un pino. La vida de Victor y Juanpe, alias el Moco, podría haber sido como la de cualquier chaval del barrio, si no fuera porque decidieron tomarse la justicia por su mano y enfrentarse a Joaquín, el matón del barrio. La cosa terminó con la muerte de Joaquín y a Victor lo sacaron de en medio, pero Juanpe acabó en un correccional. A partir de ahí las vidas de los dos se separan en direcciones opuestas: Victor triunfa, se casa con una mujer estupenda, tiene una hija y Juanpe malvive en más que dudosos trabajos y sigue en el mismo barrio. El azar hace que se encuentren otra vez y que sepamos que oculta el pasado de todos los relacionados con el caso.
Definen a esta novela como domestic noir (esas en que no hay un detective ni un poli, sino gente corriente que se enfrenta a un crimen), no sé yo, doctores tiene la iglesia para poner etiquetas a las novelas, pero lo que os puedo asegurar es que es una excelente novela.
Definen a esta novela como domestic noir (esas en que no hay un detective ni un poli, sino gente corriente que se enfrenta a un crimen), no sé yo, doctores tiene la iglesia para poner etiquetas a las novelas, pero lo que os puedo asegurar es que es una excelente novela.