Hala, ya está, Blanca Bettschen lo ha vuelto a hacer. Como si nada, publica su segunda novela y se lleva el premio Ciudad de Irún. Lo que confirma que hay concursos limpios y decentes porque, sin haber leído las otras, puedo decir que han premiado a una excelente novela. Ya En días de nieve Blanca Bettschen apuntaba maneras y con el tiempo no podía si no mejorar. Es una historia que cautiva y a la vez encoge el corazón. Lena es una mujer joven que vive con su padre en alguna ciudad de Europa. Trabaja en un banco de semillas, tiene un amigo que se llama Nils y un hermano con el que está enfadada. Britta es una mujer mayor que le ayuda en el cuidado de su padre (personaje maravilloso, por cierto). Se enamora de Brennan, su jefe y todo podría ser una historia normal, cotidiana. Pero las circunstancias en que se desarrolla no lo son. Europa atraviesa una terrible sequía. Las restricciones de agua son cada vez mayores, lo que genera mercado negro, violencia, avaricia...
En cierto sentido me recordaba a El cuento de la criada, porque es una distopía que te parece que podría darse mañana. La manera lenta e insidiosa en que se van introduciendo los cambios, las mentiras de los políticos o la capacidad de amoldarse de los humanos. Sentía que ese mundo está a la vuelta de la esquina. Y los sentimientos, las ideas, lo que pensamos que nos define no es tan firme como creemos. Una maravilla de novela, muy fácil de leer y a la vez muy profunda. Las monas nos quitamos el sombrero y le ofrecemos
En cierto sentido me recordaba a El cuento de la criada, porque es una distopía que te parece que podría darse mañana. La manera lenta e insidiosa en que se van introduciendo los cambios, las mentiras de los políticos o la capacidad de amoldarse de los humanos. Sentía que ese mundo está a la vuelta de la esquina. Y los sentimientos, las ideas, lo que pensamos que nos define no es tan firme como creemos. Una maravilla de novela, muy fácil de leer y a la vez muy profunda. Las monas nos quitamos el sombrero y le ofrecemos