En este enero tan polar, lleno de gripe y con una cuesta tan pronunciada, he decidido leer de capricho y he descubierto un nuevo género: black feelgood. Os parecerá una mezcla imposible, pero Louise Penny lo consigue. El inspector Armand Gamache de Quebec debe investigar un crimen, sí, hay muerto pero tampoco le coges mucho cariño. Y, por otro lado, todo el rato comen croissants con confitura de frutos del bosque o toman queso y vino junto a la chimenea en el pueblo de Three Pines. Los muebles son de arce rojo o de cerezo pulido y todos los vecinos son pintores, poetas tienen bistrots o beds and breakfast. Pese al grave riesgo de asesinato que corres si vives allí (debe haber más de un caso en ese escenario), yo he decidido empadronarme en Three Pines así me ponga como una bola de tanto comer cosas ricas. ¿Quién se viene?
UNA REVELACIÓN BRUTAL (MONA JACINTA)
2 Responses
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Te espero, Mónica. Trae bufanda. Creo que el hotel en ninguna parte debería estar aquí.
¡Black feelgood! Eso tengo que probarlo. Va, me paso a visitarte por Three Pines, ya no me viene de un kilo más o menos después de la locura navideña 😉