Dirección: Gabriel Azorín
Documental
Cualquier película que cuente con la presencia de esta mona Jamona es una gran película. Pero Los mutantes, además, sería un buenísima película aun en el caso de que no hubiese contado en el elenco con mi presencia. Dividida en cuatro escenas, con una apariencia de extrema sencillez, el documental de Gabriel Azorín explora ese momento de transición en el que algo o alguien cambia. En este caso estudiantes de una escuela de cine. Si detuviésemos cada fotograma de la película en busca del momento exacto en donde se produce la mutación, probablemente no la encontraríamos, porque la mutación que narra Gabriel Azorín atraviesa transversalmente toda la película. Una película viva y vibrante, fresca, tierna y conmovedora. Quien más, quien menos, ha experimentado alguna mutación a lo largo de su vida. Alguna experiencia transformadora que es imposible aislar en un instante, en un momento, sino que requiere de una historia, un cierto contexto y un desarrollo para ser explicada. Algo así es Los mutantes, pero con un ejemplar ejercicio de síntesis a modo de acupuntura y con una vocación de entretenimiento que no renuncia a recorrer nuevos caminos formales. Si tenéis oportunidad de verla, no os la perdáis, pocas cosas tan sencillas y excepcionales se pueden disfrutar hoy en una sala de cine.
Documental
Cualquier película que cuente con la presencia de esta mona Jamona es una gran película. Pero Los mutantes, además, sería un buenísima película aun en el caso de que no hubiese contado en el elenco con mi presencia. Dividida en cuatro escenas, con una apariencia de extrema sencillez, el documental de Gabriel Azorín explora ese momento de transición en el que algo o alguien cambia. En este caso estudiantes de una escuela de cine. Si detuviésemos cada fotograma de la película en busca del momento exacto en donde se produce la mutación, probablemente no la encontraríamos, porque la mutación que narra Gabriel Azorín atraviesa transversalmente toda la película. Una película viva y vibrante, fresca, tierna y conmovedora. Quien más, quien menos, ha experimentado alguna mutación a lo largo de su vida. Alguna experiencia transformadora que es imposible aislar en un instante, en un momento, sino que requiere de una historia, un cierto contexto y un desarrollo para ser explicada. Algo así es Los mutantes, pero con un ejemplar ejercicio de síntesis a modo de acupuntura y con una vocación de entretenimiento que no renuncia a recorrer nuevos caminos formales. Si tenéis oportunidad de verla, no os la perdáis, pocas cosas tan sencillas y excepcionales se pueden disfrutar hoy en una sala de cine.