Intérpretes: Alejandro Sieveking, Cristian Salguero, Adrián Fondari, Pablo Cedrón
Aun tenemos críticas retrasadas del pasado Festival de Cine de San Sebastián. Como la de la más que notable El invierno, que se alzó con el premio a la mejor fotografía. Reconozco que la acumulación de películas me impidió, en un primer momento, valorar como se merece esta producción argentina puramente cinematográfica.
Según muchos historiadores, el western es el género más cinematográfico de todos porque es el que más se ha desarrollado dentro del cine en comparación con otras artes. No comparto la opinión. Creo que el verdadero poder del cine es, como decía Foster, que nos da la posibilidad de ver qué hacen las personas cuando están solas. Algo que, axiomaticamente, la realidad nos niega a no ser que seas un voyeur. Bien es cierto que no es una cualidad exclusiva del cine. Prácticamente todas las ficciones tienen el mismo poder. Como por ejemplo la literatura o el teatro. En el caso de la literatura, sin embargo, al utilizar el lenguaje como único medio de comunicación, la convierte en algo muy intelectual. El lector tiene que poner mucho de su parte. En el teatro podría ser pero pasa algo de lo que decía Machado de que
“el ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve."
Y aunque los actores interpreten, es algo antinatural el ver sin ser visto. El verdadero poder del teatro no es tanto presenciar lo impresenciable sino poder vivir la experiencia. La protección de la pantalla ofrece al espectador de cine el parapeto perfecto para no ser visto y poder dirigir a gusto su mirada sin el pulso de otros ojos. El cine trabaja con el movimiento, no necesariamente una actividad intelectual.
Pues bien, en El invierno, sus brillantes guionistas se las han ingeniado para abandonar a su suerte a los personajes en la antipática Patagonia argentina. Los personajes vagan solos la mayor parte del metraje sin que por ello se detenga la historia. El drama, en ocasiones thriller, se desarrolla solo a través de imágenes y sonidos, sin apenas palabras. Y, lo mejor: la trama avanza, no cae en el tedio ni el aburrimiento. ¿Se os ocurre algo más cinematográfico?
El invierno es una película que parece pasar como otra más, pero es una de esas películas que te acompañan mucho después de que haya terminado la proyección y vuelve al recuerdo del espectador. Es entonces cuando crece y se hace grande. Eso explica, en parte, que también su crítica llegue con algo de retraso.
😉
Totalmente de acuerdo, Jamona. Es una pequeña gran película