Cuando pienso que solo quedan dos letras de abecedario del crimen me pongo muy triste. Y supongo que Sue Grafton muy contenta. Qué ratos tan buenos nos ha hecho pasar Kinsey. Supongo que, a estas alturas, no será fácil seguir escribiendo acciones que se desarrollan en los 80, sin móviles, enviando las facturas por correo y usando papel carbón y máquina de escribir.
Pero me encanta que el mundo en Santa Teresa permanezca inalterable, que Kinsey siga soltera, que Henry y sus hermanos sigan bien de salud, que sigan comiendo comida basura sin preocuparse del colesterol. Supongo que es bonito imaginar que puedes congelar la juventud, que es lo que pasa con las novelas de Sue Grafton. Aquí se va a enfrentar a peligros muy serios con un caso que empieza de forma banal, un encargo sencillo que le lleva poco tiempo resolver. Pero las cosas nunca son lo que parecen y, cuando Kinsey empieza a escarbar en los casos que llevaba un colega que murió, empiezan a aparecer cosas muy feas.Para fans de Sue Grafton y, los que no la conozcan que aprovechen, tienen muchas horas de disfrute aseguradas.
Pero me encanta que el mundo en Santa Teresa permanezca inalterable, que Kinsey siga soltera, que Henry y sus hermanos sigan bien de salud, que sigan comiendo comida basura sin preocuparse del colesterol. Supongo que es bonito imaginar que puedes congelar la juventud, que es lo que pasa con las novelas de Sue Grafton. Aquí se va a enfrentar a peligros muy serios con un caso que empieza de forma banal, un encargo sencillo que le lleva poco tiempo resolver. Pero las cosas nunca son lo que parecen y, cuando Kinsey empieza a escarbar en los casos que llevaba un colega que murió, empiezan a aparecer cosas muy feas.Para fans de Sue Grafton y, los que no la conozcan que aprovechen, tienen muchas horas de disfrute aseguradas.
Siiii, es verdad. Lo que sí tenían era contestadores porque a veces hay mensajes grabados. Será difícil acordarse hoy de cómo vivíamos.
Solo he leído los dos primeros y a mi también me impactó la ausencia de móviles, hay que ver lo que nos ha cambiado la vida. También me llamó la atención que por donde quiera que iba dejaba su tarjeta de visita para que la llamaran.