Ya está. Último día del festival. Esta noche las monas nos ponemos lentejuelas y plumas y nos vamos a casa. Sí, sorprendentemente, no nos han invitado a galas, fiestas ni saraos. Y eso que tenía preparado un kimono estupendo para hacerme amiga de la Sra. Kore-eda. Os parecerá rarísimo, con el glamour que aportamos las monas con nuestra sola presencia, pero es así. Injusticias de la vida.
Antes de publicar nuestro palmarés de la 64 edición de este festival, queremos hacer algunas sugerencias de mejora a la organización.
Antes de publicar nuestro palmarés de la 64 edición de este festival, queremos hacer algunas sugerencias de mejora a la organización.
- Mejoren el contenido de los casilleros de prensa. En años anteriores íbamos como locas cada mañana y había pequeños tesoros como una bolsa de canicas, un pokemom, una invitación a una copa de cava. Este año papeles con horarios, información de algún evento de dudoso interés y ni una sola sorpresa.
- Al público nos gusta corear con palmas la música de la cortinilla de entrada. Este año acaba de un mondo abrupto que nos deja desconcertados y hace que perdamos el compás.
- No es malo, al contrario, que la películas duren 90 minutos. En el cine, como en la moda, menos es más.
Y ya pasamos al palmarés:
- Mona de oro mejor película: Que Dios nos perdone.
- Mona de plata mejor director: Bartosz M. Kowalski(Playground)
- Mona de plata mejor actor ex aequo: Roberto Álamo. (Que Dios nos perdone) y Eduard Fernández (El hombre de las mil caras)
- Mona de plata mejor actriz: Sidse Babett Knudsen (La fille de Brest)
- Mona de plata mejor guión: Emiliano Torres y Marcelo Chaparro (El invierno)
- Premios especial Niu de mones: María (y los demás)
Que Dios nos perdone |
María (y los demás) |
Bueno, ¿de qué lado estás? Así no vamos a conseguir nuestros objetivos con el casillero (aunque creo que Boyero está a punto de firmar el manifiesto que hemos hecho sobre este asunto). Otro abrazo, Askarius.
Ya, pero el año pasado no me jugasteis nada con las canicas, el pokemon fué re-regalado a la sobrinita y del problemilla con el champan mejor no hablamos…Asín que en este mondo abrupto y descorcentante lo único que nos queda claro es que las glamourosas monas nunca pierden el compas. Un abrazo y buena suerte monas!!!