Dirección: Pablo Larraín
Intérpretes: Alfredo Castro, Roberto Farías, Antonia Zegers, Jaime Vadell, Alejandro Goic, Alejandro Sieveking, Marcelo Alonso, José Soza, Francisco Reyes
Una película inquietante, más aún, sobrecogedora. Un grupo de curas castigados por la iglesia viven exiliados en una aldea frente al mar, bajo la custodia-tutela de la hermana Mónica. Parecen haber construido un pequeño mundo con sus rutinas, sus esparcimientos, un lugar donde el pecado que les llevó allí ha quedado enterrado, olvidado, nunca reconocido. Pero elementos ajenos a la casa se presentan cuando llega un nuevo miembro a la comunidad y todo se trastoca. No es una película sobre curas pederastas, o no solo. Tiene más capas que una cebolla. Me resulta difícil hacer un comentario breve y ligero porque aún la estoy rumiando. Pablo Larraín me parece un director a seguir, después de No y de esta película (Postmortem, en cambio, no me gustó nada). Las imágenes con una luz cruda, esa casa fría y húmeda se te meten dentro y cuesta olvidarlas. Muy interesante a partir de cierta edad. Mona-da opina que a la generación laica le conmueve poco, pero quien haya sentido el peso de la Iglesia católica, no debería perdérsela. Me ha interesado tanto que he buscado una entrevista al director. La podéis ver aquí.