Frisones aburridos como ovejas en el sermón de San Federico. |
San Federico nació en Utrech en el siglo IX y la frase que mejor resume su vida es "la sinceridad está sobrevalorada". Si no me creéis, atentos a la biografía.
Resulta que el obispo Ricfrido le ordenó obispo de Utrech en el año 825 y el hombre emprendió una campaña para convertir a los frisones que, como el nombre indica, eran paganos de la peor especie.
En aquella época reinaba Luis "el piadoso" (nombre mal elegido donde los haya) casado con Judit y con problemas con los hijos. Por lo visto, los príncipes acusaba a su madrastra de "graves inmoralidades". A san Federico no se le ocurrió cosa mejor que reprenderla en público con gran caridad, eso sí. Judit tenía mal carácter y poco después, el 18 de julio del 838, unos sicarios lo mataron al pie del altar después de misa. Según las malas lenguas pagados por Luis "el piadoso" y Judit. La gran obra de este santo fue una oración a la Santísima Trinidad que explica las caras de los que oyen su sermón. Este hombre no estaba dotado para las letras ni para la diplomacia. Ahí os la dejo, por si tenéis insomnio.
El Padre es eterno, el Hijo es eterno, el Espíritu Santo es eterno;
la distinción en las personas, la unidad es reconocida en la naturaleza.
El Padre es omnipotente, el Hijo es omnipotente, el Espíritu Santo es omnipotente;
Tres en el nombre, pero una sola fuerza y poder.
El Hijo es inaprehensiblemente engendrado desde el Padre,
mientras el Espíritu Santo inefablemente procede del Padre y del Hijo,
la potestad no disminuye, sino que permanece perpetua e indivisa,
grandeza comunicada, reino sin fin, gloria sempiterna,
que sola crea, sola perdona los pecados, y el reino de los cielos concede. Amén.