Conocí a la autora de este libro hace poco más de un año, a través de su blog, Lo que me ahorro en psicoanálisis. Recuerdo perfectamente que era una entrada sobre la cacería de un mueble zapatero y que lloré de risa (si no me creéis, leed aquí). Desde entonces soy seguidora fiel de Loque, que es su nombre de bloguera y me ha hecho pasar muy buenos ratos. Por lo tanto, en cuanto supe que publicaba un libro, me entro una absoluta urgencia por leerlo. Hay pocos libros de humor, es un género muy difícil pero, cuando consigues encontrar uno, es un hallazgo maravilloso. Imaginaos a un personaje como salido de una novela de Jane Austen que escribe cartas a su amiga Edwina contando cómo es su vida entre tés, bailes, pretendientes y mayordomos. Pero haced el favor de imaginarlo bien, está escrito por alguien que se sabe de memoria las novelas del XIX y que tiene la gracia por arrobas. Os gustará si os gusta Jane Austen, o Downtown Abbey o Arriba y abajo o, incluso aunque no os guste ninguna de esas cosas, si tenéis sentido del humor.
Me ha entrado mucha pena porque ya he acabado el libro, no tengo ni un mal frasco de sales que llevarme a la nariz y sospecho que nunca tendré un carnet de baile.
Me ha entrado mucha pena porque ya he acabado el libro, no tengo ni un mal frasco de sales que llevarme a la nariz y sospecho que nunca tendré un carnet de baile.
Espero que cuando domines el mundo recuerdes tus promesas. Ya imagino a tus secuaces en trineos tapadas con mantas de muselina, ay, calla, que la muselina no abriga nada ¿marta cibelina, quizás?
Ahora hay orfidales, pero no es lo mismo…
Qué falta nos hace un frasco de sales.
Gracias, gracias, no me merezco tantos halagos, pero como es de mala educación rechazar lo que te regalan y una es mu'educá… (ahora estoy pensando en My Fair Lady cuando no escupe el bombón).
Algún día todas tendremos un carnet de baile, y un abanico con plumas para golpear (con elegancia, eso sí) a nuestros pretendientes menos acertados. Aunque yo preferiría un manguito. Siempre he querido tener un manguito y pasear en un trineo por la nieve, tapada con una gruesa manta.
Me pregunto si hay un nombre para mi patología.