Canadá
Dirección: Xavier Dolan
Intérpretes: Anne Dorval, Suzanne Clément, Antoine Olivier Pilon
Independientemente de que exista o no la enfermedad, el 10% de la población infantil y juvenil de Euskadi ha sido diagnosticada de TDA (Transtorno de déficit de atención; con o sin hiperactividad). Y, además de los chicos y las chicas, sus madres y padres sufren las consecuencias de este diagnóstico. Si Ud. pertenece al colectivo, NO vaya a ver esta película. Es una sarta de mentiras. Y no hay por qué pasarse un mal rato por una sarta de mentiras.
Las madres como la de esta historia no existen. Existen peores y existen mejores, pero en el mundo real no hay madres que muestren una incongruencia de un modo tan coherente. El problema con el chico --que definitivamente está enfermo en la película-- es que no se sabe muy bien cuál es su enfermedad. Al margen de que padezca o no TDA (que no se ve por ningún lado) es difícil diagnosticar la enfermedad imaginada por Dolan. Yo me decanto por una psicosis; aunque no muy típica. Con respecto al padre, es infrecuente que se te muera durante la infancia. Que se te muera y sea sustituido por una vecina con afasia traumática es punto menos que imposible.
Me parece bien y me gusta que se inventen historias en el cine, pero o se hace ciencia ficción, o se pone un poco de cuidado en las calificaciones. (Para que no salgan sanfermines en Sevilla durante las procesiones de semana santa o sevillanas en las fallas de Valencia mezcladas con tomatina; digo).
Esta peli es un revuelto entre un TDA nominal y un chaval con una patología psiquiátrica, la --parece que nefasta*-- sanidad pública canadiense, y el inverosímil trío entre dos vecinas extrañas y el hijo de una de ellas en el marco de una ley que no existe. Todo muy extraño.
Ah, cinematográficamente: una castaña.
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*Según las Invasiones Bárbaras (2003) de Denys Arcand.