Me gustaría poder decir que esta novela me ha gustado mucho porque conocí al autor en Negra y Criminal, en la presentación del libro. Me pareció muy simpático, me gustó la denuncia de la corrupción política en Canarias, compartimos vino y mejillones y me escribió una bonita dedicatoria.
Pero no puedo decirlo. La trama es ágil y se lee bien, el tema de la corrupción de nuestros políticos da para varias trilogías pero hay varios fallos que te impiden creerte del todo la historia. Primero resulta un poco exagerado el nivel de violencia aparentemente impune, parece desarrollarse más en Ciudad Juarez que en Canarias; por otra parte, el protagonista, Mat, es como un detective de novela negra americana. Eso lo hace muy bien Craig Russell, pero tiene el acierto de colocar a su personaje en el Glasgow de los años 50. Hoy en día nadie puede hablar así y hacer chistes cuando le dan una paliza (probablemente, antes tampoco, pero resultaba creíble). Otro fallo es que hace muchas referencias a la actualidad: a Corina, la elección del Papa o los entrenadores de fútbol y eso hace que las novelas envejezcan muy mal, en diez años el lector no sabrá a qué se refieren la mitad de los chistes.
Con todo, yo creo que Javier Hernández puede escribir buenas novelas, pero a esta solo le podemos dar
Pero no puedo decirlo. La trama es ágil y se lee bien, el tema de la corrupción de nuestros políticos da para varias trilogías pero hay varios fallos que te impiden creerte del todo la historia. Primero resulta un poco exagerado el nivel de violencia aparentemente impune, parece desarrollarse más en Ciudad Juarez que en Canarias; por otra parte, el protagonista, Mat, es como un detective de novela negra americana. Eso lo hace muy bien Craig Russell, pero tiene el acierto de colocar a su personaje en el Glasgow de los años 50. Hoy en día nadie puede hablar así y hacer chistes cuando le dan una paliza (probablemente, antes tampoco, pero resultaba creíble). Otro fallo es que hace muchas referencias a la actualidad: a Corina, la elección del Papa o los entrenadores de fútbol y eso hace que las novelas envejezcan muy mal, en diez años el lector no sabrá a qué se refieren la mitad de los chistes.
Con todo, yo creo que Javier Hernández puede escribir buenas novelas, pero a esta solo le podemos dar