Director: Yôji Yamada
Intérpretes: Yû Aoi, Satoshi Tsumabuki, Kazuko Yoshiyuki
Tenía muchas ganas de ver esta película. Cada vez que veía el trailer me emocionaba. Me imaginaba una historia como las de Kore-eda (no penséis que me acordaba del apellido, lo he tenido que mirar en la entrada de Like father, like son). Y en Tokio, que es tan fotogénico. Además ganó la espiga de oro en Valladolid y todo el mundo hablaba de "obra maestra". Pues a pesar de toda esa predisposición a favor, me ha resultado una castaña. Pilonga. Los personajes me resultaban raros y poco creíbles, las situaciones forzadas y exageradas. No me conmovía una historia pensada para conmover hasta a las piedras. Eso sí, he descubierto la respuesta a una gran incógnita sobre las casas japonesas: dónde guardan las cosas. La respuesta es terrible: no las guardan, las amontonan. Es la primera película japonesa en que todas las casas son feas, excepto la del pueblo (hasta yo capté el simbolismo), pequeñas, abonchichadas, con los trastos de los niños por en medio. A riesgo de ser lapidada por los cinéfilos de todo el mundo, solo le doy
Ya sabía yo que me iba a quedar sola en esa crítica. Lo que nunca ha pasado es que a vosotros no os guste una peli y a mí sí. Pero advierto a mis lectores, vosotros sabéis de cine mucho más que yo.
Mona Jacinta estoy totalmente en desacuerdo. Bueno esto tampoco es una novedad, pero Una Familia de Tokio es un triunfo, como decía no sé quien….Un beso.