

Voy a aprovechar para ilustraros sobre la Virgen de la Candelaria porque, excepto si sois canarios, seguro que no sabéis nada. Esta advocación mariana conmemora la presentación del niño Jesús en el templo y la purificación de María. Que digo yo qué, encima de haber parido, tenías que ir a purificarte. Vaya costumbre... Y ella, que además era virgen y estaba purificadísima. Una injusticia, se mire como se mire. Peor que lo del Festival de Benidorm.
La Virgen de la Candelaria se apareció a unos guanches que, según parece, tenían prohibido hablar con mujeres (la humanidad ha progresado, sin duda). Uno le hizo un gesto para que se fuera y la Virgen le dejó el brazo yerto (me encanta la palabra). El amigo del primero la amenazó con un cuchillo y ella lo hirió con él. Está claro que con la Candelaria pocas bromas. Los pastorcillos guanches huyeron y se lo contaron al mencey (que era el rey de los guanches, que os lo tengo que explicar todo). Él fue a ver que pasaba y solo encontró una imagen. Mandó a los pastores de vuelta para que la recogieran (mencey gallina) y le hicieron un templo. Hala, ya os he culturizado un poco.
