
La novela empieza bien: Touré vive en París con Yareliz, la mujer que conoció en No digas nada. Su forma de ganarse la vida les proporciona excelentes ingresos y, por primera vez, nuestro amigo nada en la abundancia. Acude a restaurantes, viste ropa buena y todo parece sonreírle. Pero donde está Touré aparecen los problemas, parece que los atrae, y esa vida de lujo y glamour no podía durar. Habra jóvenes desparecidas, polis chungos, mafias chinas y facetas del protagonista que no esperábamos. Sufrimos y disfrutamos a partes iguales. Ya estoy esperando la siguiente novela...
