Terminé la novela de Javier Abasolo el día que llegué a la Semana Negra de Gijón. ¡Qué mejor sitio! Además, a los pocos días me enteré de que lo suyo era metaliteratura y de que era el Simenon vasco. Bromas aparte, he disfrutado mucho con la nueva novela de Goiko. Esta vez, por increíble que parezca, el detective recuerda un fracaso. Un caso que intentó resolver veinte años atrás, cuando aún era ertzaina, en el que no consiguieron coger al culpable. Lo que ha traído ese caso a su memoria es una película que se va a rodar basada en esa historia, en la que le contratan como asesor. Con pocas ganas, Goiko acepta el encargo. En la novela se recuerda el caso antiguo( unos crímenes en los que las víctimas tenían un símbolo nazi grabado en la piel); vemos fragmentos de la película, que para no molestar a nadie se sitúa en Alabama y con grandes diferencias respecto a la verdadera historia, y acompañamos a Goiko y a una joven ertzaina en la investigación de nuevos indicios. Toda la novela me ha gustado, pero he disfrutado especialmente con la investigación en Alabama, es que veía la serie y me imaginaba el cabreo de Goiko. Una buena opción para este verano.
