Tenía esta novela en casa desde que la autora la presentó en Donostia y me apetecía mucho leerla, pero se me amontona el género una barbaridad. Antes que nada voy a hacer un llamamiento a las editoriales: basta ya de anunciar a cada nueva autora de género negro como "la nueva dama de la novela negra" ¿cuántos caballeros de la novela negra habéis visto? Pues eso. Nueva autora, nuevo valor, la joya de la novela negra o la perla del Misisipi, pero por favor, ¡basta de damas!
Bien, a lo que iba, me ha gustado la novela de Arantza Portabales. Arranca con el descubrimiento del cadáver de una niña de quince años en un mar de sangre. Solo ha podido asesinarla un miembro de su familia o un matrimonio vecino que se encontraban juntos celebrando la noche de san Juan. La novela alterna la investigación de dos policías, el diario de la tía de la niña y las historias personales de los involucrados en el crimen. Es una novela bastante psicológica, de relaciones amorosas, familiares, del significado de ser gemela, del arte, de las pérdidas...
He disfrutado con la lectura y se lee de un tirón, solo un comentario a la autora, cuando habla de "enfermera" todo el rato da la sensación que se refiere a la cuidadora de una anciana. Con todo el respeto que me merecen las cuidadoras, no son enfermeras, ni las que cogen el teléfono en la consulta del dentista. Ser enfermera es una profesión bastante más seria y me da rabia que nos confundan con cualquiera que lleve una bata (tocar a las enfermeras es como mentarme a la madre).
Bien, a lo que iba, me ha gustado la novela de Arantza Portabales. Arranca con el descubrimiento del cadáver de una niña de quince años en un mar de sangre. Solo ha podido asesinarla un miembro de su familia o un matrimonio vecino que se encontraban juntos celebrando la noche de san Juan. La novela alterna la investigación de dos policías, el diario de la tía de la niña y las historias personales de los involucrados en el crimen. Es una novela bastante psicológica, de relaciones amorosas, familiares, del significado de ser gemela, del arte, de las pérdidas...
He disfrutado con la lectura y se lee de un tirón, solo un comentario a la autora, cuando habla de "enfermera" todo el rato da la sensación que se refiere a la cuidadora de una anciana. Con todo el respeto que me merecen las cuidadoras, no son enfermeras, ni las que cogen el teléfono en la consulta del dentista. Ser enfermera es una profesión bastante más seria y me da rabia que nos confundan con cualquiera que lleve una bata (tocar a las enfermeras es como mentarme a la madre).