El viernes entré en una librería y pedí el libro de Harry Potter. La dependienta me atendió muy amable y preguntó ¿se lo envuelvo para regalo? Tengo que confesar que dije que sí. Me dio un ataque de vergüenza de ser la mayorona que lee Harry Potter. Lástima de papel verde y dorado que se fue a una papelera, porque lo abrí nada más salir de la tienda.
Hace ilusión volver a encontrarse con todos los personajes años después y las nuevas generaciones pero, claro, sabe a poco. Acostumbrados a zambullirnos en las historias en volúmenes cada vez más gordos, este se ventila en un pispás. Lo que me tienta mucho es hacer una excursión a Londres para ver la obra. Tengo que explorar precios en internet, pero igual las monas nos vamos un fin de semana, en plan Preysler ¿por qué no?
Hace ilusión volver a encontrarse con todos los personajes años después y las nuevas generaciones pero, claro, sabe a poco. Acostumbrados a zambullirnos en las historias en volúmenes cada vez más gordos, este se ventila en un pispás. Lo que me tienta mucho es hacer una excursión a Londres para ver la obra. Tengo que explorar precios en internet, pero igual las monas nos vamos un fin de semana, en plan Preysler ¿por qué no?
Ya ves, yo comprando Harry Potter como si fuera a comprar porno! No dudes que si, lo organizo, os lo cuento en el blog.
¡Jajajajaja! Pero mujer, si Potter es un clásico y sus lectores son de todas las edades :-))))
Estuve en Londres este verano y las colas para ver la obra de teatro eran impresionantes. Si hacéis la escapada, asegurate de llevar las entradas por anticipado… y luego me cuentas, claro 😉