Hace años que sigo fielmente a Ian Mcewan. La primera novela que leí fue Amor perdurable, gracias a una de mis cuñadas (toda mi cultura proviene de mis cuñadas o del suplemento de El País) y me enamoré perdidamente de Mcewan aunque él, como Mendoza, permanece ajeno a mi pasión. Si tuviera que definirle con un solo adjetivo diría que es un escritor elegante. Siempre usa la palabra precisa, sus libros se leen como el agua y no porque no sean profundos. Al contrario, es un experto en dejarte dando vueltas a algún tema, pero te mete con tanta delicadeza que antes de darte cuenta estás atrapado en su historia y no la puedes soltar. Me leí el libro en un día.
Esta vez es una juez de familia que se enfrenta a dilemas morales y personales. No os la podéis perder bajo ningún concepto. Pedidla a los Reyes.
Esta vez es una juez de familia que se enfrenta a dilemas morales y personales. No os la podéis perder bajo ningún concepto. Pedidla a los Reyes.