Es una historia que parece ambientada en la posguerra, en un sitio remoto de la España profunda con unos personajes que no tienen nombre. Un niño huye de su casa en una aldea miserable y se encuentra con un cabrero que le ayudara en un viaje atroz para huir de una vida peor que la del camino. Pero tiene algo de falso, de repolludo en toda la historia. ¿Qué le lleva a un hombre joven a escribir una novela rural llena de palabras como ménsulas, matacán y perrunillas? ¿Qué le interesa de cómo albardar un burro, ordeñar una cabra o asar una rata? Lo que en Delibes parecía natural, te llegaba y hacía cada palabra desconocida para el lector justa y necesaria, aquí resulta artificial, pomposo. Las palabras tapan la historia. Con todo, creo que Jesús Carrasco es capaz de transmitir emociones y si se relaja un poco y escribe una novela sobre cosas que conoce, la leeré con mucho gusto. Para compensar tanto premio y crítica favorable, le vamos a dar
