En el fenómeno de la novela negra nórdica hay de todo, grandes hallazgos como Mankell y Larsson (el de Millenium) y mucho pestiño que se ha colado al amparo de la moda. Pero Åsa Larsson me gusta, por su protagonista, Rebecka Martinsson, que es una mujer compleja pero no antipática; por sus paisajes, que dan frío al leerlos y por sus tramas, que siempre tienen algo muy pertubardor.
En esta novela se mezclan dos historias que están relacionadas: una pasa en la actualidad y la otra en 1914, cuando una joven maestra se dirige de Estocolmo a Kiruna. Me ha gustado especialmente esa parte, imaginar cómo era la vida en esa época en un lugar tan inhóspito, entre la gente pobre que trabajaba en la mina, las mujeres que intentaban llevar un vida independiente. La trama actual también está bien y todos los personajes resultan interesantes. Buena lectura para quitar el calor de verano, el otoño polar de Kiruna.
En esta novela se mezclan dos historias que están relacionadas: una pasa en la actualidad y la otra en 1914, cuando una joven maestra se dirige de Estocolmo a Kiruna. Me ha gustado especialmente esa parte, imaginar cómo era la vida en esa época en un lugar tan inhóspito, entre la gente pobre que trabajaba en la mina, las mujeres que intentaban llevar un vida independiente. La trama actual también está bien y todos los personajes resultan interesantes. Buena lectura para quitar el calor de verano, el otoño polar de Kiruna.